POR CARDINAL TIMOTHY M. DOLAN
Solo los apasionados del juego “Jeopardy Católico,” sabrán esto: Clásicamente, en nuestro calendario Católico, cada uno de los doce meses están dedicado a un título de Jesús, un evento en Su vida, un nombre que se le dio, Su madre, o Su padre adoptivo. ¿Qué hay en el mes de febrero? Este mes está dedicado a “La Vida Oculta de Jesús.”
¡Esto puede tomar un poco de explicación! Jesús pasó treinta y tres años físicamente con nosotros aquí en la tierra. Solo tres de ellos, desde que tenía entre 30 y 33 años de edad, los últimos tres años de Su vida, los que llamamos Su “vida pública,” están bien documentados. Cierto, celebramos Su nacimiento y Sus primeros meses, y recordamos cuando estuvo “Perdido en el Templo” cuando tenía doce años, pero, vamos a ser realistas, sabemos muy poco sobre el 90% del lapso de Su vida, y que llamamos Su “Vida Oculta.”
Pensándolo bien, ya que nada en el plan de salvación de Dios es sin significado, solo podemos asumir que hay una enseñanza aquí. ¿Qué puede enseñarnos el Señor mientras nos preguntamos acerca de estos años tranquilos y desconocidos?
Por un lado, podemos aprender cómo el Señor prefiere, en el silencio. Una vez, un niño le preguntó al Padre Pío: “¿Qué idioma habla Dios?” El santo sacerdote sonrió y respondió: “Dios habla el lenguaje del silencio.”
“¡Estad quietos y sabed que yo soy Dios!” la Biblia susurra. “En tranquila confianza estará vuestra fuerza.”
No tenemos palabras registradas de Jesús, excepto una frase cuando tenía 12 años, hasta que comenzó Su ministerio público dieciocho años después. El 90% de la vida terrenal del salvador se pasó en silencio. ¿Recibiste el mensaje?
Segundo, estos “años ocultos” dicen mucho sobre el valor supremo de la vida familiar, siendo criados en un hogar amoroso por una mamá y un papá. El Evangelio nos dice que Jesucristo, la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, “Dios de Dios, luz de luz,” estaba sumiso a José y María en su hogar en Nazaret. ¿Recibiste el mensaje? La vida en el hogar, la vida familiar, tiene un significado inmenso en el plan de Dios.
Tercero, la revelación de Dios nos enseña la belleza de un hogar religioso. José y María eran judíos muy fieles. Le enseñaron a Jesús Sus oraciones; aprendió los salmos de corazón; lo “catequizaron” en las verdades, tradiciones, y expectativas morales de la creencia judía; iban a la Sinagoga todos los sábados; y guardaban las fiestas.
¿Recibiste el mensaje? Una madre informó recientemente al diácono de su parroquia: “Tuvimos que decidir si nuestro hijo iba a la práctica de baloncesto o a las clases de religión. Elegimos el baloncesto”. ¡Gracias a Dios que no fue así en Nazaret!
Cuarto, los “años ocultos” de nuestro Señor demuestran el mérito del trabajo a los ojos de Dios. Jesús fue rechazado como “el hijo del Carpintero” cuando Él se hizo famoso. Su padre terrenal, José, era carpintero, y los estudiosos de la vida familiar en Israel nos aseguran que el hijo trabajaría duro en el negocio del padre. ¡Nuestro salvador, el “camino, la verdad y la vida” era un obrero! ¿Recibiste el mensaje?
Cinco y finalmente, estos días desconocidos en la vida de Jesús nos enseñan la necesidad de preparación. Jesús requirió mucho tiempo para prepararse para Su misión, Su vocación: ¡hacia salvarnos! Nunca he conocido a un atleta, un estudioso, un artista, un músico, un maestro o un profesional que no esté de acuerdo. ¿Recibiste el mensaje?
Entonces, ¡quizás estos años que recordamos durante el mes de febrero no estaban, al fin, tan “ocultos”!
Nuestro Calendario Católico
Enero: El Santo Nombre de Jesús
Febrero: La Vida Oculta de Jesús
Marzo: San José
Abril: La Resurrección
Mayo: Nuestra Santísima Madre
Junio: El Sagrado Corazón de Jesús
Julio: La Preciosa Sangre de Jesús
Agosto: La Asunción de Nuestra Señora
Septiembre: La Madre Dolorosa
Octubre:El Santo Rosario
Noviembre: Los Fieles Difuntos
Diciembre: La Natividad