Estimada familia de la Arquidiócesis de Nueva York:
Aunque siempre es difícil ser portador de malas noticias, ustedes nos han dicho, una y otra vez, que le gustaría escuchar estas noticias directamente de nosotros. Es por eso que escribo para compartir la triste noticia de que 20 de nuestras queridas escuelas Católicas no volverán a abrir este septiembre debido a una disminución sustancial en la inscripción en muchas de nuestras escuelas provocada por la pandemia COVID-19. Un desarrollo más positivo hará que tres de nuestras escuelas en el Condado de Orange se fusionen en una comunidad escolar más fuerte y más robusta. (Pueden encontrar un comunicado de prensa aquí).
Al igual que muchas familias, empresas e instituciones alrededor del mundo, las escuelas que no volverán a abrir son víctimas de las consecuencias del coronavirus. A pesar del subsidio anual de $40 millones que la arquidiócesis brinda a nuestras escuelas Católicas, nuestros generosos programas de becas y con la matrícula mantenida a costos más bajos posibles, muchas familias, que ya experimentaron su propia pérdida de ingresos, se sintieron incapaces de planificar con anticipación y volver a registrar a sus estudiantes para el año escolar 2020-2021. Si a esto le suman los meses en que las iglesias no estaban abiertas y la consiguiente pérdida de fondos parroquiales que tradicionalmente ayudan a apoyar a las escuelas, quedó claro que estas escuelas, a pesar de los esfuerzos heroicos para salvarlas, no pudieron reabrir este septiembre.
Cerrando una escuela es algo que nunca queremos hacer. Todos amamos a estos niños, y las mamás y los padres que trabajan tan duro para enviarlos a nuestras escuelas. Nuestros educadores, incluidos el director local y los maestros, dedican sus vidas a educar a sus hijos. Es por eso que estoy muy agradecido con nuestros pastores y directores que están todos en acuerdo para encontrar escuelas cercanas donde las familias afectadas puedan continuar su educación Católica. Todos estamos comprometidos a continuar con el legado de 200 años de la educación Católica en Nueva York.
Esta noticia será particularmente difícil para aquellas familias que tuvieron que cambiar de escuela el año pasado y se estaban instalando en sus nuevas escuelas. Para todos ustedes, especialmente, entendemos el dolor que esto causa, y trabajaremos incansablemente para ayudarlos a encontrar su próxima escuela.
Es comprensible que algunos digan que este anuncio llegó tarde, considerando que la escuela ha estado fuera por un par de semanas. Aunque nunca hay un buen momento para noticias como estas, lamentamos la necesidad de un momento no convencional. No podríamos haber anticipado los efectos del coronavirus, y cuando se hizo evidente que algunas escuelas estaban en problemas, nuestro equipo, dirigido por Michael Deegan, Superintendente de las Escuelas, y Susan George, Directora del Fondo de Becas del Interior de la Ciudad (Inner City Scholarship Fund), trabajaron fuertemente para aumentar la matricula y sacar algunas de estas maravillosas escuelas de la lista para que puedan volver a abrir en el otoño. Me complace decir que, a través de sus esfuerzos, varias escuelas que originalmente se creía que estaban en problemas podrán permanecer abiertas este septiembre.
Pero, las escuelas Católicas siempre serán “el pequeño”. Nuestras escuelas nunca disfrutarán del músculo fiscal que disfrutan las escuelas gubernamentales, que reciben miles de millones de dólares de impuestos.
Me preocupa mucho que si nuestros funcionarios electos en Washington no hacen lo correcto y brindan más asistencia a nuestras escuelas en la Ley HEROES que ahora se está abriendo camino en el Congreso, es posible que regresemos aquí en unos meses cerrando aún más de nuestras escuelas. Espero que se unan a mí para informar a nuestros funcionarios electos que estamos observando. Les prometo que cuando estos mismos políticos me llamen pidiendo respuestas sobre por qué estas escuelas no están reabriendo, estaré listo con mi propia investigación sobre su apoyo, o falta de él, para esta importante legislación.
Por favor, sepan que ninguna de las escuelas que se están cerrando eran, “deficientes”. Cada uno proporcionó una experiencia académica excepcional y se lo debemos a la orgullosa herencia de 200 años de la educación Católica para seguir adelante. El mundo necesita su próxima generación de líderes, vecinos y amigos. Nos necesita para formar adultos que aprendan desde niñez cómo vivir sus vidas según el maestro más grande de todos, Jesucristo.
Gracias por su paciencia y comprensión, y por favor mantenga a todos nuestros estudiantes, padres, maestros y administradores escolares en sus oraciones.
Fielmente en Cristo,
Timothy Michael Cardenal Dolan
Arzobispo de Nueva York