POR CARDINAL TIMOTHY M. DOLAN
!Aleluya! Es casi el día de Acción de Gracias.
No se lo digas a nadie, pero el próximo jueves es mi fiesta favorita. Claro, me encanta la Navidad, pero para nosotros, los sacerdotes, es una época agitada. No he estado con mi familia en la Navidad por mucho tiempo
Tal vez me avergüence admitir que el Día de Acción de Gracias está en la parte superior de mi lista de festividades favoritas porque, técnicamente, no es un día festivo en la Iglesia.
¡Pero espere un minuto! Cada vez que nos detenemos para alabar a Dios por sus abundantes bendiciones, bueno, ¡eso no es solo un día festivo, sino un día santo!
En estos días, en medio de todos nuestros problemas, escucho a la gente expresar gratitud a Dios y a los agentes de Dios, las almas valientes que nos ayudaron a superar el horror de Covid.
Muchas veces, solo reconocemos la presencia de Dios en el espejo retrovisor. Hace un año y medio, todos estuvimos tentados a dudar de la providencia de Dios, preguntándonos dónde estaba Él en todo el miedo, la muerte y el aislamiento de Covid. Como observó el Papa Francisco, era como si Jesús estuviera dormido en la parte trasera de ese barco que se hundía en medio de una tormenta.
Ahora miramos hacia atrás y susurramos: “¡Él nos ayudó! ¡Él estaba ahí! ¡La vida continua! Los vientos y las olas se han calmado.”
La mejor manera de agradecer a Dios es en la Misa Dominical. Todavía no hemos vuelto a nuestra plena capacidad pre-Covid. Los sacerdotes preguntamos: “¿Dónde están? ¿Por qué no regresan agradeciendo a Dios? ¿Son como los nueve leprosos que fueron sanados por Jesús, pero se alejaron sin alabar al Señor, o serán como el que regresó?
¡La misma palabra Eucaristía significa acción de gracias! En cada misa, nos unimos con el único hijo de Dios, nuestro Señor y Salvador Jesucristo, mientras se ofrece a sí mismo a Su Padre en la cruz. Esta es una “carta de agradecimiento” a Dios nuestro Padre que siempre es recibido, siempre abierto, nunca devuelto.
Que este jueves sea algo más que pastel de calabaza, pavo, y aderezo. Oye, disfruto de todo eso tanto como cualquier otro. Pero…
Deja que se trate en como alabamos a Dios y que continúe todos los domingos en la Misa.